Mujer
Un abrazo de sus manos,
una caricia exacta,
La mirada fija
entre el deseo
y la confianza.
Una duda presente,
y la sonrisa complice
tiembla entre sus ojos.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
martes, 30 de octubre de 2007
...como un explorador...
Adiós
Los umbrales
De un canto agónico
El despertar tardío
de despedir la tarde.
Todo ha muerto
entre las sombras.
Ni un eco silencioso,
ni un leño queda
entre húmedas brasas
El payador risueño
ha decidido no cantar.
Papel
El poema avanza
entre las manos,
la sonrisa complice
desencadena las palabras.
Una mujer en la lluvia
aguarda un beso.
Un hombre sin tiempo
abraza a lo prohibido.
Los umbrales
De un canto agónico
El despertar tardío
de despedir la tarde.
Todo ha muerto
entre las sombras.
Ni un eco silencioso,
ni un leño queda
entre húmedas brasas
El payador risueño
ha decidido no cantar.
Papel
El poema avanza
entre las manos,
la sonrisa complice
desencadena las palabras.
Una mujer en la lluvia
aguarda un beso.
Un hombre sin tiempo
abraza a lo prohibido.
martes, 25 de septiembre de 2007
Ya no sueña aquel niño que soñó que escribía...
Reir Llorando
Juan de Dios Peza
Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-
El pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra,
Y más feliz..." Y el cómico reía.
Victimas del spleen, los altos lores
En sus noches más negras y pesadas,
Iban a ver al rey de los actores,
Y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
Llegóse un hombre de mirar sombrío:
Sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
Como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
No me importan mi nombre ni mi suerte;
En un eterno spleen muriendo vivo,
Y es mi única pasión la de la muerte.
- Viajad y os distraeréis. - ¡Tanto he viajado!
- Las lecturas buscad. - ¡Tanto he leído!
- Que os ame una mujer. - ¡Si soy amado!
- Un título adquirid. - ¡Noble he nacido!
- ¿Pobre seréis quizá? - Tengo riquezas.
- ¿De lisonjas gustáis? - ¡Tantas escucho!
- ¿Qué teneis de familia? - Mis tristezas.
- ¿Vais a los cementerios? - Mucho... mucho...
- De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
- Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
Yo les llamo a los muertos mis amigos;
Y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".
- ¿A Garrik? - Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
Todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
- ¿Y a mí me hará reir? - ¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; mas... ¿qué os inquieta?
- Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
Enfermos de pesar, muertos de tedio,
Hacen reir como el actor suicida,
Sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reir se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
Porque en los seres que el dolor devora
El alma llora cuendo el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
Si sólo abrojos nuestra planta pisa,
Lanza a la faz la tempestad del alma
Un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
Que las vidas son breves mascaradas;
Aqui aprendemos a reír con llanto,
Y también a llorar con carcajadas.
Juan de Dios Peza
Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-
El pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra,
Y más feliz..." Y el cómico reía.
Victimas del spleen, los altos lores
En sus noches más negras y pesadas,
Iban a ver al rey de los actores,
Y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
Llegóse un hombre de mirar sombrío:
Sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
Como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
No me importan mi nombre ni mi suerte;
En un eterno spleen muriendo vivo,
Y es mi única pasión la de la muerte.
- Viajad y os distraeréis. - ¡Tanto he viajado!
- Las lecturas buscad. - ¡Tanto he leído!
- Que os ame una mujer. - ¡Si soy amado!
- Un título adquirid. - ¡Noble he nacido!
- ¿Pobre seréis quizá? - Tengo riquezas.
- ¿De lisonjas gustáis? - ¡Tantas escucho!
- ¿Qué teneis de familia? - Mis tristezas.
- ¿Vais a los cementerios? - Mucho... mucho...
- De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
- Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
Yo les llamo a los muertos mis amigos;
Y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".
- ¿A Garrik? - Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
Todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
- ¿Y a mí me hará reir? - ¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; mas... ¿qué os inquieta?
- Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
Enfermos de pesar, muertos de tedio,
Hacen reir como el actor suicida,
Sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reir se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
Porque en los seres que el dolor devora
El alma llora cuendo el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
Si sólo abrojos nuestra planta pisa,
Lanza a la faz la tempestad del alma
Un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
Que las vidas son breves mascaradas;
Aqui aprendemos a reír con llanto,
Y también a llorar con carcajadas.
viernes, 21 de septiembre de 2007
¿Hace falta que te diga?
Tal vez es un libro en blanco...
Sin títulos ni contratos
Sin tiempo, sin apuros
No hubo ayer,
tal vez habrá mañana
abundan razones
en el olvido
y una sola excusa
para no pensar...
Sin promesas ni maneras
Sin espejos, sin máscaras
Una canción de fondo
una mirada.
apretándose el brazo,
mordiéndose la boca
no decir, no callar
y no dejar un suspiro.
Ventanas que no se abren
Se cierran
Se vuelven a abrir
El aire pesa
El viento susurra no
Y una sola excusa
Otra más, para no pensar...
Sin títulos ni contratos
Sin tiempo, sin apuros
No hubo ayer,
tal vez habrá mañana
abundan razones
en el olvido
y una sola excusa
para no pensar...
Sin promesas ni maneras
Sin espejos, sin máscaras
Una canción de fondo
una mirada.
apretándose el brazo,
mordiéndose la boca
no decir, no callar
y no dejar un suspiro.
Ventanas que no se abren
Se cierran
Se vuelven a abrir
El aire pesa
El viento susurra no
Y una sola excusa
Otra más, para no pensar...
lunes, 10 de septiembre de 2007
Esta forma tan cobarde de no decirnos que no...
Sin título
Sin títulos ni contratos
Sin tiempo, sin apuros
No hubo ayer,
tal vez habrá mañana
abundan razones
en el olvido
y una sola excusa
para no pensar...
Sin títulos ni contratos
Sin tiempo, sin apuros
No hubo ayer,
tal vez habrá mañana
abundan razones
en el olvido
y una sola excusa
para no pensar...
sábado, 18 de agosto de 2007
Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía...
Esta boca es mia
Joaquin sabina
Más vale que no tengamos que elegir
entre el olvido y la memoria,
entre la nieve y el sudor.
Será mejor que aprendas a vivir
sobre la línea divisoria
que va del tendio a la pasión.
No dejes que te impidan galopar
ni los ladridos de lo perros
ni la quijada de Caín.
Que no te dé el insomnio por cantar
las gaviotas del desierto,
las amapolas de París.
Te engañas si me quieres confundir
esta canción desesperada
no tiene orgullo ni moral
se trata sólo de poder dormir
sin discutir con la almohada
dónde está el bien,
dónde está el mal.
La guerra que se acerca estallará
mañana lunes por la tarde
y tú en el cine sin saber
quién es el malo mientras la ciudad
se llena de árboles que arden
y el cielo aprende a envejecer.
Y sal de ahí a defender
el pan y la alegría.
Y sal de ahí para
que sepan que
esta boca es mia.
A la orilla de la chimenea
Joaquín Sabina
Puedo ponerme cursi y decir
Que tus labios me saben igual que los labios
Que beso en mis sueños,
Puedo ponerme triste y decir
Que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
Tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.
Y si quieres también
Puedo ser tu estación y tu tren,
Tu mal y tu bien,
Tu pan y tu vino,
Tu pecado, tu dios, tu asesino...
O tal vez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea
A esperar que suba la marea.
Puedo ponerme humilde y decir
Que no soy el mejor
Que me falta valor para atarte a mi cama,
Puedo ponerme digno y decir
-"toma mi dirección cuando te hartes de amores
Baratos de un rato... Me llamas".-
Y si quieres también
Puedo ser tu trapecio y tu red,
Tu adiós y tu "ven",
Tu manta y tu frió,
Tu resaca, tu lunes, tu hastío...
O tal vez ese viento
Que te arranca del aburrimiento
Y te deja abrazada a una duda,
En mitad de la calle y desnuda.
Y si quieres también
Puedo ser tu abogado y tu juez,
Tu miedo y tu fe
Tu noche y tu día.
Tu rencor, tu por que, tu agonía...
O tal vez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea
A esperar que suba la marea.
Joaquin sabina
Más vale que no tengamos que elegir
entre el olvido y la memoria,
entre la nieve y el sudor.
Será mejor que aprendas a vivir
sobre la línea divisoria
que va del tendio a la pasión.
No dejes que te impidan galopar
ni los ladridos de lo perros
ni la quijada de Caín.
Que no te dé el insomnio por cantar
las gaviotas del desierto,
las amapolas de París.
Te engañas si me quieres confundir
esta canción desesperada
no tiene orgullo ni moral
se trata sólo de poder dormir
sin discutir con la almohada
dónde está el bien,
dónde está el mal.
La guerra que se acerca estallará
mañana lunes por la tarde
y tú en el cine sin saber
quién es el malo mientras la ciudad
se llena de árboles que arden
y el cielo aprende a envejecer.
Y sal de ahí a defender
el pan y la alegría.
Y sal de ahí para
que sepan que
esta boca es mia.
A la orilla de la chimenea
Joaquín Sabina
Puedo ponerme cursi y decir
Que tus labios me saben igual que los labios
Que beso en mis sueños,
Puedo ponerme triste y decir
Que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
Tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.
Y si quieres también
Puedo ser tu estación y tu tren,
Tu mal y tu bien,
Tu pan y tu vino,
Tu pecado, tu dios, tu asesino...
O tal vez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea
A esperar que suba la marea.
Puedo ponerme humilde y decir
Que no soy el mejor
Que me falta valor para atarte a mi cama,
Puedo ponerme digno y decir
-"toma mi dirección cuando te hartes de amores
Baratos de un rato... Me llamas".-
Y si quieres también
Puedo ser tu trapecio y tu red,
Tu adiós y tu "ven",
Tu manta y tu frió,
Tu resaca, tu lunes, tu hastío...
O tal vez ese viento
Que te arranca del aburrimiento
Y te deja abrazada a una duda,
En mitad de la calle y desnuda.
Y si quieres también
Puedo ser tu abogado y tu juez,
Tu miedo y tu fe
Tu noche y tu día.
Tu rencor, tu por que, tu agonía...
O tal vez esa sombra
Que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea
A esperar que suba la marea.
lunes, 6 de agosto de 2007
Se ha escapado lejos, tras de un conejo blanco
Sin tiempo
Disipar las sombras del espejo.
Abrazar las calles de adoquines.
Salgan sin miedo al escenario:
Reyes, bufones y arlequines
Se asoma un mercenario
Que amenaza con ser viejo.
La paga del trabajo bien hecho
es la satisfacción más buscada.
El amante de la risa y el canto
duerme tranquilo bajo techo.
Encontró para cubrirse el manto
que entre sueños desprende la mirada.
Disipar las sombras del espejo.
Abrazar las calles de adoquines.
Salgan sin miedo al escenario:
Reyes, bufones y arlequines
Se asoma un mercenario
Que amenaza con ser viejo.
La paga del trabajo bien hecho
es la satisfacción más buscada.
El amante de la risa y el canto
duerme tranquilo bajo techo.
Encontró para cubrirse el manto
que entre sueños desprende la mirada.
sábado, 4 de agosto de 2007
Mirá que las musas no aceptan excusas...
Sujeta tácita
Arrastra una acaricia
la voz de la hechicera,
y un seño de avaricia
desborda por la acera
Un ademán de cantos
con dejo de sonrisa,
asocia el rostro llantos
que abrazan sin prisa
Tal vez se escape la verdad.
No hay ni un color primario
que ofrezca en silencio libertad.
Al final es sólo un hombre.
No creo que sea necesario
que este verso te nombre
Arrastra una acaricia
la voz de la hechicera,
y un seño de avaricia
desborda por la acera
Un ademán de cantos
con dejo de sonrisa,
asocia el rostro llantos
que abrazan sin prisa
Tal vez se escape la verdad.
No hay ni un color primario
que ofrezca en silencio libertad.
Al final es sólo un hombre.
No creo que sea necesario
que este verso te nombre
domingo, 29 de julio de 2007
Uno solo
Luces
Una sonrisa se escapa
entre las sombras
una caricia
aguarda impaciente
un llanto eterno
huye entre las venas
una combinación simple
engaña a los tramposos
las cartas sobre la mesa
abrazan al jugador
y el tiempo
espera ansioso
una llegada.
Una sonrisa se escapa
entre las sombras
una caricia
aguarda impaciente
un llanto eterno
huye entre las venas
una combinación simple
engaña a los tramposos
las cartas sobre la mesa
abrazan al jugador
y el tiempo
espera ansioso
una llegada.
domingo, 22 de julio de 2007
EL Sol no da de deber
Entre ganas y dudas
Entre ganas y dudas
descubro lugares
desconocidos
y desiertos.
Ni un mísero
rayo de sol
se asoma.
Sin colores:
sólo blancos
y negros.
No entiendo
las razones
de mi sonrisa,
pero es inevitable.
Ningún poema
El poeta
Bordea un verso.
Es un canto,
Una copla exacta,
Una conjunción
de verbos
Y adjetivos,
Unas letras
en perfecto orden
Y simétricamente
Entabladas
Pero el poema
no se escribe.
Momento
Una hora exacta,
una alineación perfecta,
un segundo de este mundo.
Es un trueno,
un grito,
Es sólo un instante...
El único miedo
es si ya pasó...
Entre ganas y dudas
descubro lugares
desconocidos
y desiertos.
Ni un mísero
rayo de sol
se asoma.
Sin colores:
sólo blancos
y negros.
No entiendo
las razones
de mi sonrisa,
pero es inevitable.
Ningún poema
El poeta
Bordea un verso.
Es un canto,
Una copla exacta,
Una conjunción
de verbos
Y adjetivos,
Unas letras
en perfecto orden
Y simétricamente
Entabladas
Pero el poema
no se escribe.
Momento
Una hora exacta,
una alineación perfecta,
un segundo de este mundo.
Es un trueno,
un grito,
Es sólo un instante...
El único miedo
es si ya pasó...
jueves, 19 de julio de 2007
El enamorado y la muerte
MANUEL
Y ahora que se acerca mi partida
no piense que me quejo de mi suerte
si no se cumple el sueño de mi vida
tal vez se cumpla el sueño de mi muerte.
Ay Laura, si es verdad que me ha querido
Ay Laura, si sus ojos no me mienten
yo sé que estoy a salvo del olvido
pues viviré en su alma eternamente.
LAURA
Avivesé, despiertesé
yo no me muero por usted
y por capricho yo fingí
un loco amor, un gran querer,
una caricia, una obsesión
y un poco de emoción.
MANUEL
Ay mi amor. ¿Por qué mintió?
LAURA
Ay mi amor, perdóneme.
LA MUERTE
-No perdamos más tiempo, amigo. Sépalo de una vez... Lo engañamos... Aquí todo es falso: la llave, el bar, el barrio,
los vecinos, Laura... Todos trabajan para mÍ... Desarmen todo. Solamente yo soy real.
LAURA
Fue una gran mentira todo lo que sucedió.
LA MUERTE
No ha existido nunca la mujer que tanto amó.
Su vida se consumió, sólo por una ilusión.
MANUEL
Yo sé que hay una verdad. No es mentira mi dolor.
LA MUERTE
Vamos, no se engañe, creamé, será mejor.
Trampas de la nada son el arte y el amor.
Todo lo que ha sufrido
al final será olvido
tan sólo la muerte es verdadera, sepaló.
MANUEL
Mi mentira de amor vale más
que el horror que usted llama verdad.
CORO
El destino es el último acorde
nadie puede evitarlo jamás.
LA MUERTE
Ay, Manuel, ha llegado la hora.
Una sombra ya pronto serás.
CORO
El destino es el último acorde,
nadie puede evitarlo jamás.
LA MUERTE
Una sombra, Manuel, una sombra,
una sombra ya pronto serás.
TODOS
Avivensén, despiertensén,
que los que escuchan son también
como mufiecos de cartón,
sin voluntad, ni decisión.
Toda esperanza y todo amor
no es más que una ilusión.
MANUEL
-Bueno, basta de compadradas...
¡Mozo!... cobre aquí... ¿ Cuánto es?
MOZO
-Usted no tomó nada sefior. El precio de nada es nada. (truenos)
MANUEL
-En ese caso, voy a retirarme en perfecto orden.
LA MUERTE
-Si va a salir, sepa que está lloviendo.
(mds truenos)
CORROBORADOR
-Tiene razón: la lluvia del olvido.
MANUEL
-No hay peligro. Yo no me olvido de nada, por mucho que llueva.
El olvido es para los que se van sin pagar. Yo ya pagué.
LA MUERTE
-Cállese, usted ya es una sombra.
MANUEL
-Adiós.
(trueno gigantesco)
LAURA
-Un momento... Voy con usted.
MANUEL
-Debe saber que voy a morirme afuera, por discreción.
LAURA
-Vamos juntos.
MANUEL
-No me va a decir que lo hace por amor.
MOZO
-Lo hace por capricho.
LAURA
-Si usted quiere, digamos que lo hago por capricho.
LA MUERTE
-Un capricho caro. No se engafie, Manuel. Esa mujer es mía. Todas son
mías...
(risas de todos y truenos)
LAURA
-Vamos, Manuel, si usted es una sombra, yo lo seré también.
MOZO
-Siempre es igual: el olvido y la muerte.
(los truenos arrecian. Arranca la orquesta)
MANUEL
Sombra mía
mi arrastrado manto
compañera oscura
te agradezco tanto.
LAURA
Siempre juntos
por la misma huella
persiguiendo el rumbo
de una esquiva estrella.
MANUEL
En las calles del destino ingrato
mis ilusiones
TODOS
Sombra de sombra son.
MANUEL/LAURA
Andaremos sin saber
quién es sombra de quién.
MANUEL
Sombra soy.
MANUEL/LAURA
Sombras somos los dos.
"Lo que me costó el amor de Laura"
Y ahora que se acerca mi partida
no piense que me quejo de mi suerte
si no se cumple el sueño de mi vida
tal vez se cumpla el sueño de mi muerte.
Ay Laura, si es verdad que me ha querido
Ay Laura, si sus ojos no me mienten
yo sé que estoy a salvo del olvido
pues viviré en su alma eternamente.
LAURA
Avivesé, despiertesé
yo no me muero por usted
y por capricho yo fingí
un loco amor, un gran querer,
una caricia, una obsesión
y un poco de emoción.
MANUEL
Ay mi amor. ¿Por qué mintió?
LAURA
Ay mi amor, perdóneme.
LA MUERTE
-No perdamos más tiempo, amigo. Sépalo de una vez... Lo engañamos... Aquí todo es falso: la llave, el bar, el barrio,
los vecinos, Laura... Todos trabajan para mÍ... Desarmen todo. Solamente yo soy real.
LAURA
Fue una gran mentira todo lo que sucedió.
LA MUERTE
No ha existido nunca la mujer que tanto amó.
Su vida se consumió, sólo por una ilusión.
MANUEL
Yo sé que hay una verdad. No es mentira mi dolor.
LA MUERTE
Vamos, no se engañe, creamé, será mejor.
Trampas de la nada son el arte y el amor.
Todo lo que ha sufrido
al final será olvido
tan sólo la muerte es verdadera, sepaló.
MANUEL
Mi mentira de amor vale más
que el horror que usted llama verdad.
CORO
El destino es el último acorde
nadie puede evitarlo jamás.
LA MUERTE
Ay, Manuel, ha llegado la hora.
Una sombra ya pronto serás.
CORO
El destino es el último acorde,
nadie puede evitarlo jamás.
LA MUERTE
Una sombra, Manuel, una sombra,
una sombra ya pronto serás.
TODOS
Avivensén, despiertensén,
que los que escuchan son también
como mufiecos de cartón,
sin voluntad, ni decisión.
Toda esperanza y todo amor
no es más que una ilusión.
MANUEL
-Bueno, basta de compadradas...
¡Mozo!... cobre aquí... ¿ Cuánto es?
MOZO
-Usted no tomó nada sefior. El precio de nada es nada. (truenos)
MANUEL
-En ese caso, voy a retirarme en perfecto orden.
LA MUERTE
-Si va a salir, sepa que está lloviendo.
(mds truenos)
CORROBORADOR
-Tiene razón: la lluvia del olvido.
MANUEL
-No hay peligro. Yo no me olvido de nada, por mucho que llueva.
El olvido es para los que se van sin pagar. Yo ya pagué.
LA MUERTE
-Cállese, usted ya es una sombra.
MANUEL
-Adiós.
(trueno gigantesco)
LAURA
-Un momento... Voy con usted.
MANUEL
-Debe saber que voy a morirme afuera, por discreción.
LAURA
-Vamos juntos.
MANUEL
-No me va a decir que lo hace por amor.
MOZO
-Lo hace por capricho.
LAURA
-Si usted quiere, digamos que lo hago por capricho.
LA MUERTE
-Un capricho caro. No se engafie, Manuel. Esa mujer es mía. Todas son
mías...
(risas de todos y truenos)
LAURA
-Vamos, Manuel, si usted es una sombra, yo lo seré también.
MOZO
-Siempre es igual: el olvido y la muerte.
(los truenos arrecian. Arranca la orquesta)
MANUEL
Sombra mía
mi arrastrado manto
compañera oscura
te agradezco tanto.
LAURA
Siempre juntos
por la misma huella
persiguiendo el rumbo
de una esquiva estrella.
MANUEL
En las calles del destino ingrato
mis ilusiones
TODOS
Sombra de sombra son.
MANUEL/LAURA
Andaremos sin saber
quién es sombra de quién.
MANUEL
Sombra soy.
MANUEL/LAURA
Sombras somos los dos.
"Lo que me costó el amor de Laura"
Acto final
Alejandro Dolina
viernes, 13 de julio de 2007
Si hay cita, no existe el plagio
Pablo Neruda
Poema XV
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Mario Benedetti
Táctica y Estrategia
mi táctica es
hablarte y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
por fin
me necesites
Gustavo Adolfo Bécquer
Rima IV
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
Poema XV
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Mario Benedetti
Táctica y Estrategia
mi táctica es
hablarte y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
por fin
me necesites
Gustavo Adolfo Bécquer
Rima IV
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
lunes, 9 de julio de 2007
...yo no se qué te diera por un beso.
Un beso
En silencio,
tal vez sin necesitarlo…
Pero queriéndolo a cada momento.
No es sólo una verdad,
Son todas juntas.
Es un hecho
Una historia
Un sueño.
Es el tiempo,
Aun no creo en nada,
Ni en vos ni en mí.
Sos solo una razón
Para escribir
Otro beso
Ahí está
Lo veo, lo siento
Uno no alcanza, no basta
Pero llena y mucho.
Ahí está
Lo veo, lo siento
Tan lejos, tan cerca
Pronto, rápido
Ahí está,
Pero temo.
Verbos
Es sutil, sublime
Extraordinario
Grande, estupendo
Prodigioso
Sobrehumano
Maravilloso
Asombroso
Pasmoso y sorprendente
No temas
Si te digo que te extraño.
En silencio,
tal vez sin necesitarlo…
Pero queriéndolo a cada momento.
No es sólo una verdad,
Son todas juntas.
Es un hecho
Una historia
Un sueño.
Es el tiempo,
Aun no creo en nada,
Ni en vos ni en mí.
Sos solo una razón
Para escribir
Otro beso
Ahí está
Lo veo, lo siento
Uno no alcanza, no basta
Pero llena y mucho.
Ahí está
Lo veo, lo siento
Tan lejos, tan cerca
Pronto, rápido
Ahí está,
Pero temo.
Verbos
Es sutil, sublime
Extraordinario
Grande, estupendo
Prodigioso
Sobrehumano
Maravilloso
Asombroso
Pasmoso y sorprendente
No temas
Si te digo que te extraño.
lunes, 25 de junio de 2007
La respuesta, mi amigo, sopla en el viento
¿Cuantos años?
Sin título
Despertó labios
Enredado de recuerdos.
Acarició el sueño
De otro nombre,
Otro cuerpo.
Agonizó una lágrima
En medio
De aquel llanto
Suspirado
De esperanza.
Temió al pasado
Excomulgado
En el olvido.
Y se durmió
en silencio.
Sin título
En pleno orgullo
De una luna insomne,
En el cuartel oscuro
De la sangre,
En las últimas lágrimas
Del sudor del alma,
Un hombre agonizando
En el astuto rayo del sol,
Grita piedad acariciando la mañana.
Sin título
Un amanecer
Insignificante
Se asoma
En la ventana.
El hombre
Con orgullo
Descorre la cortina.
Y sin haber dormido
Desayuna la esperanza.
Sin título
Gritó piedad el sol
Ahorcado por la lluvia.
La luz en la ventana
Iluminó las lágrimas.
El cuerpo tieso
Le sonrió a las sábanas.
Descendió la plegaria
Al temeroso cielo.
(Ha muerto la palabra)
La cortina suspiró
un grito y el adiós.
Sin título
Cenizas de dolor
Alcohol a carne viva,
La mirada desdibujada,
Atado al cuello,
Besándole la espalda
A su silencio.
Tomados de la mano
Con el temor y la verdad.
Sangró a lágrimas
El suicidado corazón.
Sin título
Despertó labios
Enredado de recuerdos.
Acarició el sueño
De otro nombre,
Otro cuerpo.
Agonizó una lágrima
En medio
De aquel llanto
Suspirado
De esperanza.
Temió al pasado
Excomulgado
En el olvido.
Y se durmió
en silencio.
Sin título
En pleno orgullo
De una luna insomne,
En el cuartel oscuro
De la sangre,
En las últimas lágrimas
Del sudor del alma,
Un hombre agonizando
En el astuto rayo del sol,
Grita piedad acariciando la mañana.
Sin título
Un amanecer
Insignificante
Se asoma
En la ventana.
El hombre
Con orgullo
Descorre la cortina.
Y sin haber dormido
Desayuna la esperanza.
Sin título
Gritó piedad el sol
Ahorcado por la lluvia.
La luz en la ventana
Iluminó las lágrimas.
El cuerpo tieso
Le sonrió a las sábanas.
Descendió la plegaria
Al temeroso cielo.
(Ha muerto la palabra)
La cortina suspiró
un grito y el adiós.
Sin título
Cenizas de dolor
Alcohol a carne viva,
La mirada desdibujada,
Atado al cuello,
Besándole la espalda
A su silencio.
Tomados de la mano
Con el temor y la verdad.
Sangró a lágrimas
El suicidado corazón.
lunes, 18 de junio de 2007
Con Nombre y Apellido, tarde
Sin Título
Una vez más oculta
en el silencio.
Huyó sin tregua,
Sin razones,
Sin tiempo de promesas
Ni disculpas.
Sin Título
¿Sabrá el olvido
la verdad de la memoria?
¿Sabrá la muerte
que en la angustia
de los besos
te busca un hombre
desesperado entre sus manos?
¿Sabrá este grito agonizante
que aun cree que te ama?
Sin Título
Dudó un instante
Pero ya nada podía retenerlo.
La partida era inevitable,
Él lleva consigo
Esa costumbre de irse.
Sin Título
Astucia inerte
La de los sueños prohibidos.
Amor de almohada
Que no entiende de razones,
Despertaré como siempre,
Solo.
Sin Título
El murmurado recuerdo
Llevó su añejada voz
Al último respiro de la noche.
La luz del sueño
Invitó a sus ojos
A guiñar las manos.
Durmió la esperanza;
Se mató el deseo.
Lloraron juntos
La sábana y la almohada.
Una vez más oculta
en el silencio.
Huyó sin tregua,
Sin razones,
Sin tiempo de promesas
Ni disculpas.
Sin Título
¿Sabrá el olvido
la verdad de la memoria?
¿Sabrá la muerte
que en la angustia
de los besos
te busca un hombre
desesperado entre sus manos?
¿Sabrá este grito agonizante
que aun cree que te ama?
Sin Título
Dudó un instante
Pero ya nada podía retenerlo.
La partida era inevitable,
Él lleva consigo
Esa costumbre de irse.
Sin Título
Astucia inerte
La de los sueños prohibidos.
Amor de almohada
Que no entiende de razones,
Despertaré como siempre,
Solo.
Sin Título
El murmurado recuerdo
Llevó su añejada voz
Al último respiro de la noche.
La luz del sueño
Invitó a sus ojos
A guiñar las manos.
Durmió la esperanza;
Se mató el deseo.
Lloraron juntos
La sábana y la almohada.
miércoles, 30 de mayo de 2007
Versificando el tiempo
Sin títulos (ni hora)
Oculta a mi mirada
Crees que mis ojos
no te encuentran.
No te rindas,
Tal vez te olvide
Alguna tarde.
------------------------
“Instrucción primera
no cerrar los ojos”
Mario Benedetti
Probemos al revés:
Sin temor
Cerrá los ojos,
Los dos al mismo tiempo.
Soltá las manos,
No cruces los dedos.
Al costado de tu cuerpo
Colocá ambos brazos.
Ponte de pie,
Da solamente dos pasos.
Oye caer el agua,
No te detengas
en ningún otro sonido.
Daría lo que fuera
Por saber que estás pensando.
----------------
Disfrazó su angustia de piedad.
Y arrodillado frente a su desgracia
Vio al temor llorar sin consuelo
Implorando perdón por haberlo retenido.
----------------
Renunció al amor
Deshojado de esperanza
Durmió a su lado
El invierno de la fe
“Hasta mañana vida mía”
Hoy juré no amarte.
-----------------
Cuando muera el poeta
De palabras dulces,
Y el hombre
De lágrimas y miedos
Despierte entre versos
A gritar su amor,
Te encontrarás tan lejos
Que moriré con él.
-----------------
El silencio se adueñó de mí
Te tuve enfrente y ni te hablé.
Sonreíste, diste la vuelta
Y huiste de mí para siempre,
Jamás sabremos si fue amor.
Oculta a mi mirada
Crees que mis ojos
no te encuentran.
No te rindas,
Tal vez te olvide
Alguna tarde.
------------------------
“Instrucción primera
no cerrar los ojos”
Mario Benedetti
Probemos al revés:
Sin temor
Cerrá los ojos,
Los dos al mismo tiempo.
Soltá las manos,
No cruces los dedos.
Al costado de tu cuerpo
Colocá ambos brazos.
Ponte de pie,
Da solamente dos pasos.
Oye caer el agua,
No te detengas
en ningún otro sonido.
Daría lo que fuera
Por saber que estás pensando.
----------------
Disfrazó su angustia de piedad.
Y arrodillado frente a su desgracia
Vio al temor llorar sin consuelo
Implorando perdón por haberlo retenido.
----------------
Renunció al amor
Deshojado de esperanza
Durmió a su lado
El invierno de la fe
“Hasta mañana vida mía”
Hoy juré no amarte.
-----------------
Cuando muera el poeta
De palabras dulces,
Y el hombre
De lágrimas y miedos
Despierte entre versos
A gritar su amor,
Te encontrarás tan lejos
Que moriré con él.
-----------------
El silencio se adueñó de mí
Te tuve enfrente y ni te hablé.
Sonreíste, diste la vuelta
Y huiste de mí para siempre,
Jamás sabremos si fue amor.
miércoles, 23 de mayo de 2007
Ida y vuelta
Sentido
Un circo de dudas
Escolta la ceremonia
Un ritual absurdo
Apadrina la tristeza
Una historia simple
Comienza a derrumbarse
Soledad
Soñó en silencio
Un despertador humano
Una voz suave
Le acarició el recuerdo
Con los ojos cerrados
Abrazó a la almohada
Y de un manotazo
Apagó la radio.
Locura fascinante
“Locura fascinante”. Ése fue el alegato. Un típico juzgado: un abogado, un fiscal, el jurado y un viejo juez. Los cargos: triple homicidio; secretaria, ama de llaves y chofer.
Él juraba haberlo hecho. Dijo que fue fascinante clavarle el plumero en el estómago, arrancarle los frenos y explotarle un monitor en la cabeza. Dijo que por primera vez se sintió feliz. Sin chofer ni sin secretaria ni ama de llaves. No le importaba la sentencia, él… era libre.
Un circo de dudas
Escolta la ceremonia
Un ritual absurdo
Apadrina la tristeza
Una historia simple
Comienza a derrumbarse
Soledad
Soñó en silencio
Un despertador humano
Una voz suave
Le acarició el recuerdo
Con los ojos cerrados
Abrazó a la almohada
Y de un manotazo
Apagó la radio.
Locura fascinante
“Locura fascinante”. Ése fue el alegato. Un típico juzgado: un abogado, un fiscal, el jurado y un viejo juez. Los cargos: triple homicidio; secretaria, ama de llaves y chofer.
Él juraba haberlo hecho. Dijo que fue fascinante clavarle el plumero en el estómago, arrancarle los frenos y explotarle un monitor en la cabeza. Dijo que por primera vez se sintió feliz. Sin chofer ni sin secretaria ni ama de llaves. No le importaba la sentencia, él… era libre.
martes, 15 de mayo de 2007
Sin repetir y sin soplar...
Mi jaula
Está la puerta abierta. ¿Me habré quedado solo otra vez? La casa tiene ese silencio de ansiedad. ¿Salgo o me quedo en la seguridad de mi jaula? Acá no corro peligro, me alimentan todos los días, juegan conmigo, me hacen caricias. Acá mando yo.
Bueno, vamos poco a poco. Primero voy a salir a este cuarto donde una vez hubo un amor en donde se entregaron todo, en cuerpo y alma. Aun recuerdo la cara de alegría de los dos, la pasión con la que se amaron, cuidándose el uno al otro en cada momento, con ningún beso de sobra y con las caricias justas. Nada estuvo de más. ¿Qué habrá pasados con ellos dos? Nunca los volví a ver. Una vez creo que la vi a ella, pero no estoy seguro. Igual, esto es algo que no me incumbe. Yo sólo fui testigo de aquel amor tan puro y de ellos nada más. Estaban solos y muy bien acompañados, no necesitaban nada más que su cariño y su amor. Cómo se los extraña. Nunca brilló tanto esta casa, como cuando estaban ellos. Tenían tanta alegría, que resultaba contagiosa. A veces pienso en ellos.
Ya me estoy animando cada vez más, ahora estoy a punto de cruzar la puerta que da a ese pasillo oscuro. Tengo miedo. Pero una vez escuché que valiente no es aquel que no lo tiene, sino el que lo enfrenta. No es que me crea valiente, sino curioso.
¿Qué será esta puerta? Nunca estuve aquí. Por suerte está entreabierta y puedo pasar del otro lado. Si creía que el pasillo estaba oscuro, fue porque no conocía esta parte. Creo que es una escalera. Sí, es una escalera. ¿Qué será este lugar? Debe ser eso a los que los niños le tienen tanto miedo. Debe ser el altillo. Que tristeza hay en este lugar. En el aire huele a soledad. Huele como a cosas viejas, olvidadas. Como si alguien hubiese guardado su pasado acá. Para que nadie se entere de las cosas que alguna vez hizo o aquellas que quiso hacer y no pudo. ¿Por qué es tan triste este lugar? Con razón le tienen miedo los niños. Acá hay mucha tristeza y olvido, los niños son alegres y memoriosos. Ellos son puros, no tienen nada más que esconder que sus manos embarradas o algún caramelo. Ellos no pueden esconder nada, sus sonrisas los venden. Son como un libro abierto. Ojalá todos fuésemos como ellos. Cuando uno va envejeciendo, aprende a mentir. Conoce el dolor de verdad, el del alma, se irrita fácilmente, es rencoroso, le cuesta perdonar, aceptar sus errores y equivocaciones. Los niños son buenos, traviesos, pero buenos.
Ya estoy de vuelta en el pasillo. No aguantaba más la soledad. No se imaginan lo alegre que es este silencio comparado con el de aquel horrible sitio. El pasillo es el camino a algún lugar, lo otro… olvido.
Que frío es este piso. Debo estar en la cocina. Si, es la cocina. El olor a madre me lo dice. Olor a amor eterno. Aquel que todo lo perdona. Aquel que mirando a los ojos sabe perfectamente lo que pasa, sin dejarte decir palabra alguna.
Recuerdo la última vez que me había escapado de mi jaula, fue por otra razón muy distinta a la de hoy. Hoy fue por el silencio, la otra vez por las risas. Nunca había escuchado a nadie reír tan fuerte y tan sincero, no eran de esas risas en las cuales se esconden lagrimas, sino verdaderas. Recuerdo que cuando entré acá, a la cocina, estaba el piso blanco, lleno de harina y la mamá con sus hijos cocinando para el papá. Era todo un desorden. Pero no les importaba, eran felices. No era como hoy. Hoy solo hay tierra de abandono y frío de rencor. Vuelvo al pasillo, aquel lugar tiene mucha melancolía. Triste y dulce melancolía.
Ya estoy llegando al final. Cruzo la puerta del comedor y veo platos en la mesa, pero no cuatro como siempre, sino tres y una silla en un lugar que no debería estar, como si alguien la hubiese sacado de su sitio y puesto en un rincón, como sabiendo que ese lugar nunca volverá a estar ocupado. Como si hubiese un ausente en la mesa familiar. Otra de las sillas está más alejada de la mesa, como si alguien se hubiese apoyado a llorar sobre el mantel. Junto a esa silla hay otra más cerca, con la distancia exacta de un brazo, un brazo de consuelo y contenedor. Parece que no estaba solo mientras lloraba, sino que tenía quien lo consolaba, tenía a alguien que lo amaba muy cerca, que le tiró una mano de cariño, diciéndole que no está solo en esto, que es algo que hay que superar todos juntos. Que tenga fe, que juntos no van a ser derrotados por la tristeza, que todavía queda mucho por que vivir y luchar. Cuanto dolor hay acá. Dolor innecesario, injusto, sin sentido. Que feo es sentirse abandonado, olvidado, solo.
Me voy de ahí buscando algún sitio que tenga alegría de verdad. Camino por el pasillo, entro a un baño, a otro cuarto, en todos hay a rastros de lágrimas y gritos de porqué.
Nunca debí haber salido de mi jaula.
Está la puerta abierta. ¿Me habré quedado solo otra vez? La casa tiene ese silencio de ansiedad. ¿Salgo o me quedo en la seguridad de mi jaula? Acá no corro peligro, me alimentan todos los días, juegan conmigo, me hacen caricias. Acá mando yo.
Bueno, vamos poco a poco. Primero voy a salir a este cuarto donde una vez hubo un amor en donde se entregaron todo, en cuerpo y alma. Aun recuerdo la cara de alegría de los dos, la pasión con la que se amaron, cuidándose el uno al otro en cada momento, con ningún beso de sobra y con las caricias justas. Nada estuvo de más. ¿Qué habrá pasados con ellos dos? Nunca los volví a ver. Una vez creo que la vi a ella, pero no estoy seguro. Igual, esto es algo que no me incumbe. Yo sólo fui testigo de aquel amor tan puro y de ellos nada más. Estaban solos y muy bien acompañados, no necesitaban nada más que su cariño y su amor. Cómo se los extraña. Nunca brilló tanto esta casa, como cuando estaban ellos. Tenían tanta alegría, que resultaba contagiosa. A veces pienso en ellos.
Ya me estoy animando cada vez más, ahora estoy a punto de cruzar la puerta que da a ese pasillo oscuro. Tengo miedo. Pero una vez escuché que valiente no es aquel que no lo tiene, sino el que lo enfrenta. No es que me crea valiente, sino curioso.
¿Qué será esta puerta? Nunca estuve aquí. Por suerte está entreabierta y puedo pasar del otro lado. Si creía que el pasillo estaba oscuro, fue porque no conocía esta parte. Creo que es una escalera. Sí, es una escalera. ¿Qué será este lugar? Debe ser eso a los que los niños le tienen tanto miedo. Debe ser el altillo. Que tristeza hay en este lugar. En el aire huele a soledad. Huele como a cosas viejas, olvidadas. Como si alguien hubiese guardado su pasado acá. Para que nadie se entere de las cosas que alguna vez hizo o aquellas que quiso hacer y no pudo. ¿Por qué es tan triste este lugar? Con razón le tienen miedo los niños. Acá hay mucha tristeza y olvido, los niños son alegres y memoriosos. Ellos son puros, no tienen nada más que esconder que sus manos embarradas o algún caramelo. Ellos no pueden esconder nada, sus sonrisas los venden. Son como un libro abierto. Ojalá todos fuésemos como ellos. Cuando uno va envejeciendo, aprende a mentir. Conoce el dolor de verdad, el del alma, se irrita fácilmente, es rencoroso, le cuesta perdonar, aceptar sus errores y equivocaciones. Los niños son buenos, traviesos, pero buenos.
Ya estoy de vuelta en el pasillo. No aguantaba más la soledad. No se imaginan lo alegre que es este silencio comparado con el de aquel horrible sitio. El pasillo es el camino a algún lugar, lo otro… olvido.
Que frío es este piso. Debo estar en la cocina. Si, es la cocina. El olor a madre me lo dice. Olor a amor eterno. Aquel que todo lo perdona. Aquel que mirando a los ojos sabe perfectamente lo que pasa, sin dejarte decir palabra alguna.
Recuerdo la última vez que me había escapado de mi jaula, fue por otra razón muy distinta a la de hoy. Hoy fue por el silencio, la otra vez por las risas. Nunca había escuchado a nadie reír tan fuerte y tan sincero, no eran de esas risas en las cuales se esconden lagrimas, sino verdaderas. Recuerdo que cuando entré acá, a la cocina, estaba el piso blanco, lleno de harina y la mamá con sus hijos cocinando para el papá. Era todo un desorden. Pero no les importaba, eran felices. No era como hoy. Hoy solo hay tierra de abandono y frío de rencor. Vuelvo al pasillo, aquel lugar tiene mucha melancolía. Triste y dulce melancolía.
Ya estoy llegando al final. Cruzo la puerta del comedor y veo platos en la mesa, pero no cuatro como siempre, sino tres y una silla en un lugar que no debería estar, como si alguien la hubiese sacado de su sitio y puesto en un rincón, como sabiendo que ese lugar nunca volverá a estar ocupado. Como si hubiese un ausente en la mesa familiar. Otra de las sillas está más alejada de la mesa, como si alguien se hubiese apoyado a llorar sobre el mantel. Junto a esa silla hay otra más cerca, con la distancia exacta de un brazo, un brazo de consuelo y contenedor. Parece que no estaba solo mientras lloraba, sino que tenía quien lo consolaba, tenía a alguien que lo amaba muy cerca, que le tiró una mano de cariño, diciéndole que no está solo en esto, que es algo que hay que superar todos juntos. Que tenga fe, que juntos no van a ser derrotados por la tristeza, que todavía queda mucho por que vivir y luchar. Cuanto dolor hay acá. Dolor innecesario, injusto, sin sentido. Que feo es sentirse abandonado, olvidado, solo.
Me voy de ahí buscando algún sitio que tenga alegría de verdad. Camino por el pasillo, entro a un baño, a otro cuarto, en todos hay a rastros de lágrimas y gritos de porqué.
Nunca debí haber salido de mi jaula.
lunes, 23 de abril de 2007
Es mejor ser un nostálgico que un incomprendido
Un Muchacho
Un hombre solo. Se sentó al pie del ventanal. Pidió un café. Abrió el portafolio, sacó un libro pequeño. Lo colocó sobre el mantel de papel del viejo bar. Deslizó el café hacia delante, casi a la distancia de un brazo. Continuó leyendo el pequeño libro. Tomó el café, pagó la cuenta y se fue.
Otro hombre. Solitario también. Se sentó en la barra. Pidió un cortado. Retiró un libro de su impermeable, lo abrió, tomó el café, pagó y se fue.
Se abrió la puerta del costado del viejo bar. Entró un joven. Un muchacho. Remera, jeans, zapatillas, libros en mano. Nada fuera de lo común, un usual muchacho. Se sentó bajo el marco de un recorte de diario. Un ignorado recorte de diario. Apoyó los libros sobre la mesa. Pidió un jugo. Entre el tiempo del camino del mozo hacia la barra y desde allí hasta la mesa, leyó el recorte de diario. Abrió uno de los libros en la última página. Tomó un lápiz. Miró nuevamente el recorte, sonrió y escribió en el libro. Apartó este libro del resto. Saludó discretamente al tano y se fue.
Se me acercó el mozo, le pagué. Le debía el café y el tostado de la semana pasada. El mozo me conoce, vengo todos los martes. Tengo veinte minutos, entre que salgo del trabajo y me tomo el tren. A veces, en vez del tostado pido dos medialunas, pero solo cuando el tano me dice que son frescas, del mediodía, están casi frescas. Saludé al tano desde la puerta y me fui hacia el tren.
En el vagón, el mismo de siempre, el cuarto. El primero es el más peligroso y el último se mueve demasiado, el cuarto está bien. Estaba el muchacho, apoyado sobre la ventanilla del tren. Leía uno de esos libros. Se quedó dormido. Sexta estación, me bajé y me fui a casa.
Hoy, el tano, me recomendó las medialunas, le pedí dos y un café, doble esta vez. Entró un señor, pidió un café, sacó un libro, pagó y se fue.
Volvió el muchacho. Sonreía, como siempre. Le entregó al tano un cuadrito, lo saludó y se fue. El tano colgó ese cuadrito al costado del olvidado recorte.
Cuando el tano me trajo la cuenta le pregunté sobre aquel muchacho, le conté que estaba el otro día en el tren, que seguía leyendo el mismo libro que leen todos lo que entran al bar por primera vez. El tano se sonrió, me contó que aquel muchacho era su hijo, que vendía sus libros en la estación. Es poeta.
Un hombre solo. Se sentó al pie del ventanal. Pidió un café. Abrió el portafolio, sacó un libro pequeño. Lo colocó sobre el mantel de papel del viejo bar. Deslizó el café hacia delante, casi a la distancia de un brazo. Continuó leyendo el pequeño libro. Tomó el café, pagó la cuenta y se fue.
Otro hombre. Solitario también. Se sentó en la barra. Pidió un cortado. Retiró un libro de su impermeable, lo abrió, tomó el café, pagó y se fue.
Se abrió la puerta del costado del viejo bar. Entró un joven. Un muchacho. Remera, jeans, zapatillas, libros en mano. Nada fuera de lo común, un usual muchacho. Se sentó bajo el marco de un recorte de diario. Un ignorado recorte de diario. Apoyó los libros sobre la mesa. Pidió un jugo. Entre el tiempo del camino del mozo hacia la barra y desde allí hasta la mesa, leyó el recorte de diario. Abrió uno de los libros en la última página. Tomó un lápiz. Miró nuevamente el recorte, sonrió y escribió en el libro. Apartó este libro del resto. Saludó discretamente al tano y se fue.
Se me acercó el mozo, le pagué. Le debía el café y el tostado de la semana pasada. El mozo me conoce, vengo todos los martes. Tengo veinte minutos, entre que salgo del trabajo y me tomo el tren. A veces, en vez del tostado pido dos medialunas, pero solo cuando el tano me dice que son frescas, del mediodía, están casi frescas. Saludé al tano desde la puerta y me fui hacia el tren.
En el vagón, el mismo de siempre, el cuarto. El primero es el más peligroso y el último se mueve demasiado, el cuarto está bien. Estaba el muchacho, apoyado sobre la ventanilla del tren. Leía uno de esos libros. Se quedó dormido. Sexta estación, me bajé y me fui a casa.
Hoy, el tano, me recomendó las medialunas, le pedí dos y un café, doble esta vez. Entró un señor, pidió un café, sacó un libro, pagó y se fue.
Volvió el muchacho. Sonreía, como siempre. Le entregó al tano un cuadrito, lo saludó y se fue. El tano colgó ese cuadrito al costado del olvidado recorte.
Cuando el tano me trajo la cuenta le pregunté sobre aquel muchacho, le conté que estaba el otro día en el tren, que seguía leyendo el mismo libro que leen todos lo que entran al bar por primera vez. El tano se sonrió, me contó que aquel muchacho era su hijo, que vendía sus libros en la estación. Es poeta.
martes, 17 de abril de 2007
Una plegaria absurda
Libertad
Aquel mordisco de temor
Lo encontró desnudo
Frente al abismo.
Culpó sin tregua
A quien le asignaron
Como compañera.
Tomó sus cosas
(No eran demasiadas),
Afrontó el castigo
Y salió al mundo.
El Hombre
Despertar esa mañana,
Rasgar el templo,
Sudar la sangre,
Compartir el vino;
Todo parece en vano
Al ver matarse
A sus hijos entre ellos.
El hombre
Sueña haber muerto
En un pesebre.
Una Costilla
En aquel día original
Preguntó el niño asombrado
Por ese verso
Rescatado de la tumba,
El verdadero significado
De una costilla.
Judas
Recogiendo piedras
Elevando plegarias,
El orgulloso pecador
Golpeó al hombre
por la espalda,
mojó su pan,
le dio un beso,
y se ahorcó.
Otro Judas
Tejido de venas fértiles
Humedecen el camino,
El desierto sueño
Se rinde ante el océano.
El viento dispersa cenizas
Obligando al alma a florecer.
En la cruz resucitada
Le grité perdón.
Aquel mordisco de temor
Lo encontró desnudo
Frente al abismo.
Culpó sin tregua
A quien le asignaron
Como compañera.
Tomó sus cosas
(No eran demasiadas),
Afrontó el castigo
Y salió al mundo.
El Hombre
Despertar esa mañana,
Rasgar el templo,
Sudar la sangre,
Compartir el vino;
Todo parece en vano
Al ver matarse
A sus hijos entre ellos.
El hombre
Sueña haber muerto
En un pesebre.
Una Costilla
En aquel día original
Preguntó el niño asombrado
Por ese verso
Rescatado de la tumba,
El verdadero significado
De una costilla.
Judas
Recogiendo piedras
Elevando plegarias,
El orgulloso pecador
Golpeó al hombre
por la espalda,
mojó su pan,
le dio un beso,
y se ahorcó.
Otro Judas
Tejido de venas fértiles
Humedecen el camino,
El desierto sueño
Se rinde ante el océano.
El viento dispersa cenizas
Obligando al alma a florecer.
En la cruz resucitada
Le grité perdón.
lunes, 9 de abril de 2007
Mendigando memoria
Pequeño Homenaje
A ti
(Enrique Walker)
No le temes a la multitud innumerable,
Luchas cada día entre las sombras
Y en tus huesos pides y nombras
Justicia y piedad de esos miserables.
A ti que tu muerte es un misterio
Y que tu vida fue lo mismo
A ti que cruzaste el abismo,
A ti… Carlos, Rogelio, Tiberio.
A ti no te dejaremos caer en el olvido
Te reclamaremos cada día
Haciendo sanar con llantos tus heridas.
Logrando que escuche quien no quiera
Hasta que todo el pueblo sienta
Tu orgullo de ser un “desaparecido”.
Madres
Una a una
Van muriendo en cada ronda.
Ya no hay lágrimas
En sus rostros.
Sus pasos luchan
Contra el tiempo,
Recordándose madres
En un espejo roto.
Plaza
Vuela el hombre
De espaldas al camino.
Veinte inviernos
Cargó en su cruz.
Un centurión moderno
Le robó la vida.
Una madre llora
En la plaza del dolor.
A ti
(Enrique Walker)
No le temes a la multitud innumerable,
Luchas cada día entre las sombras
Y en tus huesos pides y nombras
Justicia y piedad de esos miserables.
A ti que tu muerte es un misterio
Y que tu vida fue lo mismo
A ti que cruzaste el abismo,
A ti… Carlos, Rogelio, Tiberio.
A ti no te dejaremos caer en el olvido
Te reclamaremos cada día
Haciendo sanar con llantos tus heridas.
Logrando que escuche quien no quiera
Hasta que todo el pueblo sienta
Tu orgullo de ser un “desaparecido”.
Madres
Una a una
Van muriendo en cada ronda.
Ya no hay lágrimas
En sus rostros.
Sus pasos luchan
Contra el tiempo,
Recordándose madres
En un espejo roto.
Plaza
Vuela el hombre
De espaldas al camino.
Veinte inviernos
Cargó en su cruz.
Un centurión moderno
Le robó la vida.
Una madre llora
En la plaza del dolor.
sábado, 7 de abril de 2007
Viejos... pero actuales
Espejo.
Codo izquierdo sobre esa misma pierna;
Columna inclinada hacia delante;
Sus dedos índice y pulgar le sostienen el tabique.
Brazo derecho, sobre pierna derecha
La distancia de su mano es perfecta
Para evitar quemarse con el cigarrillo.
Levanta la mano fumadora, deja caer la ceniza,
Da una pitada, se rasca la cabeza;
Tira el cigarrillo, y se cubrió el rostro.
Y así sentado frente al espejo,
Lo escuché llorar.
Olvido
Con aquel temor de la partida,
Con el final del duelo
De una muerte vana
Murmuró implacable y sin dudarlo
“Nos vemos en el olvido”.
Tiempo
Cuando el olvido busca
La razón de su existencia,
Nos vemos niños-grandes
Llorando en un rincón.
Esperanza
Oculta a mi mirada
Crees que mis ojos
no te encuentran.
No te rindas...
Tal vez te olvide
Alguna tarde.
Codo izquierdo sobre esa misma pierna;
Columna inclinada hacia delante;
Sus dedos índice y pulgar le sostienen el tabique.
Brazo derecho, sobre pierna derecha
La distancia de su mano es perfecta
Para evitar quemarse con el cigarrillo.
Levanta la mano fumadora, deja caer la ceniza,
Da una pitada, se rasca la cabeza;
Tira el cigarrillo, y se cubrió el rostro.
Y así sentado frente al espejo,
Lo escuché llorar.
Olvido
Con aquel temor de la partida,
Con el final del duelo
De una muerte vana
Murmuró implacable y sin dudarlo
“Nos vemos en el olvido”.
Tiempo
Cuando el olvido busca
La razón de su existencia,
Nos vemos niños-grandes
Llorando en un rincón.
Esperanza
Oculta a mi mirada
Crees que mis ojos
no te encuentran.
No te rindas...
Tal vez te olvide
Alguna tarde.
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